
Los cálculos renales, también conocidos como piedras en los riñones, urolitiasis o nefrolitiasis, se forman inicialmente en la pelvis renal después de la filtración de la sangre y la formación de la orina. Estos cálculos pueden ser asintomáticos, irritar la vía urinaria o quedar atrapados en cualquier parte del uréter, aunque suelen alojarse en la porción inferior, denominada unión ureterovesical.
Existen dos tipos principales de complicaciones asociadas a los cálculos renales: la obstrucción y la infección. En la obstrucción, el cálculo se enclava en el uréter, dilatando la vía urinaria por encima de él y provocando un daño renal agudo debido a la presión ejercida sobre el riñón. La segunda complicación es la pielonefritis obstructiva, donde, además de la obstrucción, existe una infección que puede afectar gravemente el tejido renal.
Tipos de cálculos renales
El tipo más común de cálculos renales es el de calcio, presente en hasta el 80% de los casos. Factores como la hipercalcemia (aumento de calcio en la sangre) o una baja producción de orina favorecen su formación. Dentro de los cálculos de calcio, los más frecuentes son los de oxalato y los de fosfato.
Otros tipos incluyen:
- Cálculos de ácido úrico: No son visibles en rayos X y están asociados a dietas ricas en purinas.
- Cálculos de estruvita: Conocidos como «cálculos infecciosos», se forman debido a la acción de bacterias que hidrolizan la urea, produciendo amonio y fosfato de magnesio, que se combinan para formar estruvita.
- Cálculos de cistina: Relacionados con una enfermedad genética llamada cistinuria, que provoca una excreción excesiva de cistina en la orina.
Un tipo especial de cálculo es el cálculo coraliforme o «cálculo de staghorn» (en referencia a los cuernos de un venado). Este tipo de cálculo adopta la forma de la pelvis renal y suele estar compuesto principalmente por estruvita. Es común en pacientes con infecciones urinarias recurrentes en la vía urinaria superior.
Síntomas y presentación clínica
Muchos cálculos renales son asintomáticos y pueden ser eliminados sin que la persona lo note. Sin embargo, cuando un cálculo queda atrapado en el uréter, puede provocar un cólico renal, caracterizado por un dolor intenso y unilateral que se irradia desde la zona dorsal hacia la ingle. Este dolor es tan severo que muchos pacientes lo comparan con el dolor de un parto.
El cólico renal puede fluctuar en intensidad según el movimiento del cálculo a través del uréter y siempre está asociado a una obstrucción con dilatación de la vía urinaria. Otros síntomas incluyen:
- Hematuria (sangre en la orina).
- Náuseas y vómitos.
- Disminución del volumen de orina.
- Síntomas de sepsis (en casos graves), como hipotensión, palidez y deterioro del estado general.

Diagnóstico
Para diagnosticar los cálculos renales, se utilizan varias pruebas:
- Pruebas rápidas de orina (dipstick): Detectan sangre en la orina, aunque un resultado negativo no descarta la presencia de cálculos. También son útiles para descartar infecciones.
- Análisis de sangre: Incluyen hemograma, pruebas de función renal (urea, creatinina) y niveles de calcio para detectar hipercalcemia.
- Radiografía de abdomen: Útil para visualizar cálculos de calcio, pero no detecta cálculos de ácido úrico.
- Tomografía computarizada (UROTEM no contrastada): Es el método más preciso para diagnosticar cálculos renales.
- Ecografía renal y vesical: Segura para niños y mujeres embarazadas, aunque tiene limitaciones para visualizar cálculos en el uréter.
Tratamiento
El tratamiento del dolor agudo por cólico renal incluye el uso de antiinflamatorios no esteroideos (AINEs) por vía intramuscular o rectal, y paracetamol endovenoso. Los antieméticos como la metoclopramida se usan para controlar las náuseas y vómitos. Si se sospecha de infección, se administran antibióticos.
Para cálculos pequeños (menos de 5 mm), se puede optar por un tratamiento expectante, ya que entre el 50% y el 80% de estos cálculos se eliminan espontáneamente. En algunos casos, incluso cálculos de 5 a 10 mm pueden ser observados antes de decidir una intervención.
Para cálculos mayores o que causan obstrucción, las opciones quirúrgicas incluyen:
- Litotricia extracorpórea por ondas de choque (LEOC): Fragmenta los cálculos en partículas pequeñas que se eliminan por la orina.
- Ureteroscopia con litotripsia láser: Se introduce un endoscopio a través de la uretra para localizar y fragmentar el cálculo con láser.
- Nefrolitotomía percutánea (PCNL): Se realiza una pequeña incisión en la espalda para insertar un nefroscopio y fragmentar el cálculo. Es especialmente útil para cálculos grandes.
- Cirugía abierta: Raramente utilizada debido a los avances en técnicas mínimamente invasivas.
Prevención de cálculos recurrentes
Los pacientes con antecedentes de cálculos tienen un mayor riesgo de recurrencia. Las recomendaciones generales incluyen:
- Aumentar la ingesta de líquidos (2.5 a 3 litros al día).
- Consumir limonada, ya que el ácido cítrico previene la formación de cálculos.
- Evitar bebidas gaseosas con ácido fosfórico.
- Reducir la ingesta de sal a menos de 6 g al día.
- Mantener una dieta equilibrada en calcio, ya que una dieta baja en calcio puede aumentar el riesgo de cálculos.
Recomendaciones específicas según el tipo de cálculo:
- Cálculos de calcio: Reducir el consumo de alimentos ricos en oxalato (espinacas, nueces, remolachas).
- Cálculos de ácido úrico: Disminuir la ingesta de purinas (vísceras, sardinas, espinacas).
- Cálculos de cistina: Aumentar la hidratación y alcalinizar la orina.
Además, medicamentos como el citrato de potasio y los diuréticos tiazídicos pueden ayudar a reducir la recurrencia de cálculos en pacientes con predisposición.
En resumen, el manejo de los cálculos renales requiere un enfoque integral que incluye diagnóstico preciso, tratamiento adecuado y medidas preventivas para evitar recurrencias.
* Informes*
📆 Citas en línea y presenciales
☎️ 989 662 887
📞 (01) 332-4009
Av. Brasil 935. Jesús María. Lima. 🇵🇪 15072.
Urología Peruana Dr. Luis Susaníbar

