El mito del “suero de la verdad”: sustancias y realidad clínica

A lo largo del siglo XX, la medicina y la cultura popular acuñaron el término “suero de la verdad” para referirse a ciertos fármacos anestésicos o sedantes que, supuestamente, podían inducir a una persona a revelar información sin filtros ni mentiras. Sin embargo, esta denominación es más mitológica que científica: no existe sustancia capaz de garantizar la veracidad de lo expresado bajo sus efectos.

Sustancias históricamente vinculadas

Tiopental sódico (Pentotal®)

Barbitúrico de acción ultracorta introducido en la década de 1930. Utilizado en anestesia y en entrevistas psiquiátricas experimentales. Produce rápida pérdida de conciencia y, en dosis subanestésicas, un estado de somnolencia con desinhibición verbal.

Amobarbital (Amytal®)

Barbitúrico empleado en psiquiatría para la llamada “entrevista narcoanalítica”, destinada a explorar recuerdos traumáticos. Favorecía la fluidez del discurso, aunque con riesgo de distorsiones de la memoria.

Benzodiacepinas (Midazolam, Diazepam)

Inducen sedación y relajación ansiolítica. Generan amnesia anterógrada y disminución de la ansiedad, lo que puede dar la impresión de franqueza en las respuestas.

Propofol

Agente anestésico de uso extendido en la práctica moderna. Produce somnolencia profunda y desinhibición inicial, aunque rápidamente lleva a la pérdida de conciencia.

Mito versus realidad

Aunque estos fármacos reducen la inhibición y facilitan el habla, lo expresado bajo sus efectos no siempre corresponde a la verdad objetiva. El paciente puede:

– Mezclar recuerdos reales con confabulaciones.

– Expresar ideas incoherentes o fantasiosas.

– Verse influido por la sugestión del entrevistador.

Por ello, el “suero de la verdad” carece de validez científica, médica o legal como método para obtener confesiones. Su uso con fines de interrogatorio está prohibido y considerado una vulneración de los derechos humanos.

Conclusión

El “suero de la verdad” es, en esencia, un mito cultural nacido de los efectos desinhibitorios de ciertos fármacos anestésicos y sedantes. La medicina moderna reconoce que no existe ninguna sustancia capaz de forzar la sinceridad absoluta. La verdad, al final, no depende de un suero, sino del respeto a la evidencia, la ética y la conciencia humana.

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