Limitaciones Cognitivas y Educativas: Un Factor Subestimado en la Percepción de la Atención Médica en el Perú

Limitaciones Cognitivas y Educativas: Un Factor Subestimado en la Percepción de la Atención Médica en el Perú

En el Perú, existe una situación silenciosa pero profundamente preocupante: el bajo nivel de comprensión lectora y desarrollo intelectual promedio de nuestra población. No se trata solo de cifras en un informe educativo, sino de una realidad que impacta todos los días en consultorios, hospitales y espacios públicos.

Mientras los profesionales se esfuerzan por brindar una atención médica adecuada, muchos pacientes enfrentan una barrera invisible: no logran entender completamente la información que reciben. Indicaciones terapéuticas, consentimientos informados, recomendaciones postoperatorias o explicaciones diagnósticas se convierten, para un número importante de personas, en mensajes incompletos o confusos.

Este desfase no es menor. Detrás de muchas quejas, malentendidos y percepciones negativas sobre la atención médica, no necesariamente hay mala praxis, sino una brecha educativa y cognitiva profunda, acumulada a lo largo de años de deficiencias estructurales en el sistema educativo. Reconocer esta realidad es el primer paso para diseñar estrategias comunicacionales más efectivas, empáticas y realistas.

En el contexto peruano, es frecuente que profesionales de la salud se enfrenten a quejas, incomodidades o insatisfacción por parte de pacientes, incluso cuando la atención brindada ha sido correcta desde el punto de vista clínico y comunicacional. Esta aparente contradicción puede entenderse mejor si se analizan las limitaciones educativas y cognitivas presentes en una parte importante de la población.

1. Baja comprensión lectora y dificultad para procesar información médica

Diversos estudios nacionales muestran que más del 60 % de los escolares peruanos no alcanza niveles satisfactorios de comprensión lectora, y que esta brecha se mantiene a lo largo de la vida adulta. Esto significa que un número considerable de personas tiene dificultades para entender textos escritos, seguir instrucciones complejas o interpretar explicaciones médicas con precisión.

En el ámbito clínico, estas limitaciones se traducen en problemas para comprender consentimientos informados, indicaciones terapéuticas, esquemas de tratamiento, recomendaciones postoperatorias o incluso la lógica de las decisiones médicas. Cuando la información no se comprende completamente, el paciente puede sentir inseguridad, desconfianza o percibir que no fue “bien atendido”, aun si el acto médico fue correcto.

2. Grado de instrucción desigual y brechas comunicacionales

El grado de instrucción promedio en el Perú varía significativamente entre sectores urbanos y rurales, y un número importante de adultos no ha completado la educación secundaria. Esto genera diferencias en vocabulario, en el manejo de conceptos abstractos y en la capacidad de formular preguntas precisas, lo que a menudo lleva a malentendidos entre el paciente y el personal de salud.

Los profesionales, al utilizar terminología médica o explicaciones estructuradas, pueden creer que están comunicando adecuadamente. Sin embargo, el paciente puede no tener el marco educativo para decodificar esa información, quedando con dudas no expresadas que posteriormente se manifiestan como descontento, comentarios negativos o quejas.

3. Capacidades cognitivas heterogéneas y percepción subjetiva

Estudios psicométricos no estandarizados indican que el nivel promedio de IQ en el Perú oscila entre 85 y 100 puntos, con variabilidad marcada por factores socioeconómicos, nutricionales y educativos. Si bien el IQ no define la inteligencia clínica o emocional, sí influye en la velocidad de procesamiento, la retención de información compleja y la capacidad de razonar sobre explicaciones médicas.

En este contexto, las consultas médicas —que suelen ser breves y densas en contenido— pueden sobrepasar la capacidad de procesamiento de algunos pacientes. Como consecuencia, el paciente sale con una percepción confusa o incompleta, lo que alimenta sentimientos de insatisfacción o la idea de que “no le explicaron bien”, aunque objetivamente sí se hizo.

4. Implicancias prácticas para el sistema de salud

Comprender estas limitaciones no implica culpar al paciente, sino ajustar la comunicación médica para reducir brechas. Algunas estrategias útiles incluyen:

  • Usar lenguaje claro y concreto, evitando tecnicismos innecesarios.
  • Repetir y resumir los puntos clave al final de la consulta.
  • Entregar indicaciones escritas en lenguaje sencillo y con apoyos visuales.
  • Confirmar comprensión mediante la técnica del “teach-back” (pedir al paciente que repita con sus palabras lo que entendió).
  • Proporcionar materiales educativos adaptados al nivel lector promedio.

Conclusión

La insatisfacción del paciente no siempre refleja una deficiencia en la calidad médica, sino una brecha entre la complejidad de la información transmitida y la capacidad real del paciente para comprenderla. En un país donde gran parte de la población presenta limitaciones lectoras y educativas, los profesionales de la salud deben incorporar estrategias comunicacionales adaptadas, empáticas y pedagógicas, que permitan mejorar la experiencia del paciente sin sacrificar rigor médico.

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