Existe evidencia científica que muestra que utilizar medicamentos para el tratamiento del cáncer de próstata puede afectar el desarrollo y desempeño de los nervios del aparato genital.
Un estudio de Armagan mostró que 2 semanas después de la castración, las ratas macho comenzaron a mostrar alteraciones ultraestructurales del nervio dorsal del pene en comparación con las ratas de control. Estas alteraciones incluyeron signos de degeneración nerviosa y especialmente degeneración de la vaina de mielina.
Posteriormente otro investigador, Suzuki demostró que el mismo efecto de la castración también afecta los nervios cavernosos.
De hecho, en su estudio, realizado en 24 ratas macho, la presión intracavernosa provocada con estimulación eléctrica del nervio cavernoso fue significativamente menor en ratas macho castradas en comparación con los controles intactos 0,31 (0,22-0,39) mediana de presión intracavernosa / relación de presión arterial comparado con 0.58.
Además, cuando se administró el reemplazo de testosterona, se demostró que restauraba la función eréctil.
Además, cuando se administró el reemplazo de testosterona, se demostró que restauraba la función eréctil.
La hormona masculina testosterona parece desempeñar un papel neuroprotector en las estructuras neurológicas periféricas que son esenciales para el comportamiento sexual masculino normal. Estos datos sugieren que la deprivación hormonal puede conducir a alteraciones neuronales estructurales que pueden estar implicadas en la disfunción sexual en esta población.
Dr. Luis Susaníbar Napurí
Especialista en Urología y Medicina Sexual